Cuando en febrero de 2000 la periodista Jo Tuckman llegó a México como corresponsal del diario británico The Guardian, creyó que tendría la oportunidad de cubrir un periodo de mucha efervescencia, rico en ángulos noticiosos: la transición del país a la democracia, después de 71 años de gobiernos priistas.
Para esas fechas el candidato del Partido Acción Nacional (PAN), Vicente Fox, se perfilaba como posible ganador de las elecciones presidenciales. Su triunfo en los comicios de julio acrecentaron las expectativas de la periodista: imaginó que en México se iniciaba una era de cambios fascinantes como los que experimentó España tras la muerte de Francisco Franco o la Unión Soviética tras el colapso del régimen comunista.
Pero eso no sucedió. “Todo se tranquilizó. No pasaban grandes cosas”, recuerda Tuckman. Y enfrentó dificultades para colocar notas sobre México en su periódico. En el contexto de la guerra en Afganistán en 2001 y luego en Irak en 2003, decayó el interés sobre México en los medios europeos.
En la medida en que Tuckman se adentraba en los problemas del país y en la idiosincrasia de su gente, se percató de que la idea de que “aquí no pasa nada” era muy superficial. “Debajo de la normalidad aparente sucedían muchas cosas importantes, las cuales estallaron en 2006 durante el sexenio de Felipe Calderón”:
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