lunes, 24 de septiembre de 2012

ACTIVIDAD

Carlos de Sigüenza y Góngora (Ciudad de México, Nueva España); 1645 - 22 de agosto de 1700). Científico, historiador y literato novohispano, contemporáneo de Newton y Leibniz.
En 1681 Sigüenza escribió el libro Manifiesto filosófico contra los Cometas, en que trataba de calmar el temor supersticioso que provocaba en la gente este fenómeno cósmico. Al separar la superstición de los hechos observables, Sigüenza estaba de hecho separando la astrología de la astronomía, como las concebimos actualmente. El jesuita Eusebio Kino criticó fuertemente este texto desde un punto de vista aristotélico-tomista, pero, lejos de intimidarse, Sigüenza respondió publicando su obra Libra astronómica y philosóphica (1690), donde fundamentaba rigurosamente sus argumentos sobre los cometas según los conocimientos científicos más actualizados de su tiempo; contra el tomismo y el aristotelismo del padre Kino citaba autores como Copérnico, Galileo, Descartes, Kepler y Tycho Brahe.
Hasta recientemente se había pensado que el librito publicado por Sigüenza en 1690 que describe las aventuras de un puertorriqueño llamado Alonso Ramírez ("Los infortunios de Alonso Ramírez") era una pura ficción inventada por el famoso intelectual mexicano. Sin embargo, el profesor José Buscaglia-Salgado y el historiador Fabio López Lázaro han ofrecido pruebas documentales tomadas de varios archivos que prueban contundentemente que "Los infortunios" no es ficción sino un relato autobiográfico, cuyo contenido histórico, hasta los detalles más mínimos, no se puede cuestionar.
En sus últimos años dedicó mucho tiempo a coleccionar material para una historia del México antiguo. Desafortunadamente, la muerte prematura interrumpió este trabajo que no fue retomado hasta siglos después, cuando la conciencia criolla se había desarrollado lo suficiente para interesarse en la identidad de su nación.
Al morir donó su valiosa biblioteca con más de 518 libros al colegio jesuita y ordenó que su cuerpo fuera entregado a la medicina, para que se encontrara la cura contra el mal que provocó su muerte.



Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, más conocida como Sor Juana Inés de la Cruz (San Miguel Nepantla, 12 de noviembre de 1651-Ciudad de México, 17 de abril de 1695), fue una religiosa y escritora novohispana del Barroco en el Siglo de Oro. Cultivó la lírica, el auto sacramental y el teatro, así como la prosa. Por la importancia de su obra, recibió los sobrenombres de «el fénix de América», «la Décima Musa» o «la Décima Musa mexicana».
A muy temprana edad aprendió a leer y a escribir. Perteneció a la corte de Antonio de Toledo y Salazar, marqués de Mancera y 25° virrey novohispano. En 1667 ingresó a la vida religiosa a fin de consagrarse por completo a la literatura. Sus más importantes mecenas fueron el marqués de la Laguna, 28º virrey de la Nueva España, y su esposa Luisa Manrique de Lara, quienes publicaron sus obras en la España peninsular. Murió a causa de una epidemia el 17 de abril de 1695.
Sor Juana Inés de la Cruz ocupó, junto a Juan Ruiz de Alarcón y a Carlos de Sigüenza y Góngora, un destacado lugar en la literatura novohispana. En el campo de la lírica, su trabajo se adscribe a los lineamientos del barroco español en su etapa tardía. La producción lírica de Sor Juana, que supone la mitad de su obra, es un crisol donde convergen la cultura de una Nueva España en apogeo, el culteranismo de Góngora y la obra conceptista de Quevedo y Calderón.
La obra dramática de Sor Juana va de lo religioso a lo profano. Sus obras más destacables en este género son Amor es más laberinto, Los empeños de una casa y una serie de autos sacramentales concebidos para representarse en la corte



Francisco Xavier Clavijero, S. J., o Francisco Saverio Clavigero (Puerto de Veracruz (México), 9 de septiembre de 1731- † Bolonia Italia, 2 de abril de 1787) fue un historiador y religioso novohispano.
Su padre trabajaba para el gobierno de la Corona española, por lo que la familia se trasladaba de una población a otra constantemente, y casi siempre en regiones con fuerte presencia indígena, así fue como desde niño aprendió la lengua náhuatl, lengua que le serviría más tarde, cuando se convirtió en maestro misionero e historiador. Vivió la familia en Teziutlán Puebla, y más tarde en Jamiltepec Oaxaca, en la región Mixteca del estado.
Escribe su biógrafo Juan Luis Maneiro: tuvo desde pequeñuelo ocasión oportuna de tratar íntimamente con gentes indígenas, de conocer a fondo sus costumbres y naturaleza, y de investigar con suma atención cuanto de especial produce aquella tierra, fueran plantas, animales o minerales. Por su parte los indígenas no habían elevado monte, ni cueva oscura, ni ameno valle, ni fuente, ni arroyuelo, ni otro lugar que atrajera la curiosidad, a donde no llevaran al niño para agradarlo



Andrés Manuel del Río Fernández nació el 10 de noviembre de 1764 en Madrid (España) y falleció el 23 de marzo de 1849 en la ciudad de México. Científico y naturalista, fue el descubridor del elemento químico vanadio, al que él nominó eritronio
Estudió química analítica y metalurgia en su país natal. Realizó estudios de filosofía, teología y literatura y se graduó como bachiller en 1780 en la Universidad de Alcalá y posteriormente ingresó en la Escuela de Minería de Almadén, en España. Más tarde se trasladó a Francia donde estudió en París bajo la dirección del químico Jean d'Arcet. En 1786 fue pensionado por la corona española para seguir los cursos de la Academa de Minas de Schemnitz, (Hungría, entonces parte del imperio austriaco, y en la actualidad, Banska Stiavnica, en Eslovaquia). Continuó posteriormente sus estudios en Freiberg, en Alemania, bajo la dirección de Abraham Gottlob Werner. Se dice, aunque no hay modo de comprobarlo, que llegó a ser discípulo de Antoine Lavoisier en París y tuvo que huir perseguido a Inglaterra, después de que Lavoisier, considerado el fundador de la química moderna, fuese ejecutado en la guillotina. Don Andrés llegó también a colaborar con el abate Haüy, considerado como el padre de la cristalografía.

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